En esta entrevista con Agustín Etchebarne, director de Fundación Libertad y Progreso, expone la necesidad de una transformación profunda en el sistema educativo argentino, sosteniendo que la tecnología revolucionó la forma de enseñar y aprender, haciendo obsoletos los métodos tradicionales. Defiende una mayor libertad para las escuelas y los docentes, aboga por la eliminación de la obligatoriedad de los planes oficiales y propone un sistema más flexible y adaptativo que considere las diversas capacidades e intereses de los estudiantes. Durante su paso por Neuquén, participó de un panel junto a Marina Smoljan, de Padres Organizados Neuquén y José Luis Rodríquez Álvarez, de CAPESPE. El panel fue organizado por Fundación Progreso y Libertad, Fundación Naumann e IMPACTO ECONÓMICO.
¿Hace falta una revolución educativa en Argentina?
Sí, y creo que la palabra revolución es la correcta porque no puedo hacer un cambio gradual en educación. La explosión de la tecnología impide la idea de que podemos seguir reformando esto en las próximas décadas. Es algo que tenemos que hacer muy rápido porque es un cambio de paradigma. Es un cambio en la forma de pensar la educación, va a generar grandes resistencias porque hay una natural resistencia al cambio, de algo que venís haciendo hace 150 años que es el maestro adelante con la tiza y los alumnos sentados en un aula.
Ese sistema va a desaparecer y está desapareciendo, y está cambiando rápidamente en todo el mundo. El ChatGPT ya está dentro de la escuela porque está en los celulares, en las universidades, en todos lados y requiere una solución distinta.
Después el proceso de cambio se va a dar a distintas velocidades e instituciones pero tenés que darle la posibilidad de cambiar, y para eso requiere sacarle la pata estatal de encima. A mi juicio, requiere libertad para innovar, para hacer las cosas diferentes y modificar las currículas.
No hay nadie que sepa cuál es la currícula correcta, no existe ese concepto y es imposible obtener un consenso. Mi punto justamente es que no tiene que haber un consenso sino que haya una multiplicidad de ofertas educativas y mayor libertad para los directores de escuelas para innovar, cambiar y contratar maestros que pasen o no pasen por los Centros de Formación Docente, que son 1.400 que pueden venir de otros lugares, de otras universidades.
Pero también pueden ser empleados de una empresa, por ejemplo de Vaca Muerta, un ingeniero que tiene pasión por la enseñanza y a la tarde quiere dedicar una hora a enseñar. Sería una maravilla para los chicos más grandes y después vayan a trabajar a la empresa o como asistentes.
La educación dual no es sólo el aula, también es la empresa, es el teléfono, la persona que lo hace solo en su casa como autodidacta, son grupos de amigos que se dedican a hacer cosas en conjunto. La educación empieza antes de entrar a la escuela y no termina cuando salís de ella.
Lo que planteás, ¿implica eliminar los planes de enseñanza oficial?
Implica eliminar la palabra obligatoria. Y tiene que ser optativa, sugerida o poner otra palabra. Si hay una escuela que no tiene capacidad de innovación, va a seguir con lo que le van dictando los ministerios. Si hay una escuela que se siente con capacidad de innovación, tiene que tener la posibilidad de hacerlo.
En el esquema de Finlandia no hay una currícula para todos igual, ni siquiera en una misma escuela para todos los chicos. Actualmente con el avance de la neurociencia se sabe que somos todos diferentes, tenemos distintas capacidades mentales, inteligencias, ritmos de aprendizaje. Es fundamental recuperar los intereses de los niños, su curiosidad, porque son el motor del aprendizaje.
Por eso muchos chicos se aburren…
Todos se aburren en la escuela o por lo menos el 90 por ciento, es más fascinante el celular. Las posibilidades que tiene el celular son infinitas y tenés los mejores maestros del mundo en todos los temas. Conozco cantidades de chicos que han aprendido guitarra, piano, etc, con vídeos de YouTube, y es una habilidad extraordinaria porque te genera conexiones neuronales y te enriquece el cerebro. Estoy aprendiendo música con un profesor pero además miro los videos educativos y a veces son tan buenos como él, la mezcla de las dos cosas potencia. Es una revolución, es cambiar la forma pensar y entender que el maestro es el que acompaña al chico, el que tiene empatía, que conoce a su familia, de dónde viene y conocer su hábitat.
Que los padres se involucren en la educación es básico, pero además que puedan cambiar y empezar a mejorar con sus hijos. La educación es una comunidad educativa, es un cambio de pensamiento, pero por supuesto no lo van a tener todos. Hay resistencia al cambio, no lo entienden. Recuerdo que en la época del Congreso Pedagógico, en un momento, les dieron un manual a los maestros con todos los cambios propuestos y le dijeron que subrayen con rojo con lo que no estuvieran de acuerdo, con verde lo que si y con amarillo lo que no comprendieran, y cuando lo devolvieron era casi todo amarillo. Ni siquiera entendía lo que estaba pasando, mucho rojo. mucho amarillo y poco verde, ese es el promedio. Hay algunos que son innovadores y a esos hay que dejarlos innovar, y cuando lo hagan, lo otro que hay que hacer, es eliminar el artículo 95 de la Ley de Educación o modificar lo que te prohíbe dar la información que tiene el gobierno o los gobiernos sobre la educación de cada escuela.
¿Con qué objetivo?
Que los padres tengan información y sepan lo mal que están las escuelas de sus hijos. Cuando vos le preguntás a los padres cómo están en Argentina, dicen que es pésima la educación y la de su hijo es buena.
Todos dicen lo mismo, hay una disonancia cognitiva. No está bastante bien, está pésima la de tu hijo también. En las escuelas privadas y estatales, la educación de Argentina está mal. Todas las escuelas de Argentina están abajo del promedio mundial, salvo unas cinco o seis. Pero de las 11.000 – 15.000 escuelas que hay en Argentina, tenés la inmensa mayoría que están pésimas. Estamos en el peor 10% de las que toman test de PISA en el mundo
¿Cuál es tu opinión respecto a los vouchers?
Justamente tiene que ver con la libertad. A los directores de la escuela junto a la comisión de padres son a los que más les interesa la educación. Tiene que haber un gobierno de cada comunidad educativa donde está el director de escuela, donde están los padres y los maestros. Tenés una comunidad representada que toma todas las decisiones de la escuela, entonces el Estado define el presupuesto porque es lo que puede pagar y aporta el dinero. Pero después les puede aportar diversas currículas que están innovando desde el Estado, todo lo que puedan hacer para mejorar aporta, si la escuela quiere innovar tiene derecho a hacerlo. Si los padres y el director también, tienen derecho a hacerlo y así podés tener una escuela que tenga diversas currículas.
Por lo tanto, si hay un chico que tiene inteligencias especiales pero con alguna discapacidad auditiva o lo que fuera, no hay problema, porque tenés un esquema que está pensado para que se adapte a cada chico. La filosofía es adaptarse a cada chico y que nadie quede atrás, esto significa que pueda desplegar sus habilidades y no en comparación con los demás. Es cambiar completamente la filosofía y que puedan tener distintos tipos de evaluaciones, puede que te pongan una evaluación mínima en matemáticas y lengua, pero puede haber muchas otras evaluaciones en inglés, en música, danza, entre otras.
¿Por qué hay cierto rechazo sobre el concepto de la competencia entre colegios?
La palabra competencia en italiano se llama concorrencia, es decir que uno concurre al mercado. La primera tiene una connotación negativa, uno gana y otro pierde. En cambio, la concorrencia es que todos concurren al mercado, ofrecen lo que tienen y la gente se va adaptando a lo que quiere. En el intercambio libre entre dos personas si lo haces es porque te conviene, entonces ganan los dos. Si uno agarra un perro, lo cambiás por un gato, el que obtuvo el perro siente que ganó y el que obtuvo el gato también, de hecho ganaron los dos, porque el valor es subjetivo. Eso es lo que no comprende los marxistas, no lo comprenden los keynesianos.
¿Qué opinás sobre la obstaculización de los sindicatos?
Para mí es muy fácil de solucionar, para el sindicato docente y para los demás, todo acuerdo que hacés a un nivel más pequeño tiene que estar por arriba de los acuerdos colectivos. Sí tenés que hacer un pacto con los empleados de tu empresa y están todos de acuerdo, hay que respetarlo y lo que haga el sindicato sobre lo colectivo no te afecta.
Si no logras ponerte de acuerdo con tus empleados, entonces aplicá lo que hagas en el acuerdo colectivo. En la escuela lo mismo, si vos con tu equipo de educadores hacés un acuerdo, va a ser mucho más grande y más valioso, permanente, más cercano a lo que quieren los chicos y a los intereses de los padres. Porque los políticos y los sindicatos tienen otros intereses. En cambio, los maestros tienen como interés la educación.
Para eso es necesario cambiar el marco legal, necesitamos cambiar el artículo 95, la ley de los sindicatos. Más que hacer la educación algo esencial y obligar a que los sindicatos no pasen, hay que dejar que hagan las huelgas que quieran, libertad. Pero si yo hago un acuerdo con mis maestros, ese acuerdo, se tiene que respetar porque es el más importante.
Hay quiénes sostienen que las personas de menos recursos, no tienen esa capacidad qué es lo mejor y se sostiene del Estado.
Los padres tienen un interés en su familia natural, algunos más y otros menos. Pero en general quieren lo mejor para sus hijos. Padre Manrique en uno de los peores lugares de la Argentina, tiene 300 chicos en su hogar de día, no tienen cloacas, agua potable y a veces recolección de basura.
Aun así, los chicos van a lo del Padre Manrique, entonces hay un deseo de mejoría. Los ves a los chicos y es una maravilla, ves a los papás y decís “esto no tiene salida”. Mirás a los chicos y tienen un potencial tremendo, en mi opinión, pueden llegar a cualquier lado. Confío 100% más en los padres,-salvo alguna rara excepción-, más que en los políticos. Porque el interés de los políticos es otro, es ganar elecciones y el interés de los sindicatos, es ganar elecciones y poder. Entonces es otra batalla la que están haciendo.
La política te destruye, porque el interés de la política es horrible. Entonces a la mejor persona la metes en esas estructuras políticas y se empieza a corromper, lo que decía Lord Acton, “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Si vos sos un sindicalista que entraste con las mejores intenciones y te quedaste 40 años, te corrompió el poder.
Eso es natural del ser humano, no es que sean mejores o peores, es lo natural. La política tiende a corromper a la gente, el mercado no. El mercado saca lo mejor de vos porque tenés que satisfacer las necesidades de las personas, tenés que generar un producto que sea mejor de lo que producen los demás. Si vos te quedas quieto, no mejoras tu producto y duplicás su capacidad cada dos años, salís del mercado. Lo que te disciplina es la pérdida y lo que te motiva es la ganancia. El mercado es un proceso donde el intercambio libre hace que todos ganen, pero que además, la ganancia y la pérdida te brinde disciplina para que hagas lo mejor, siempre que no esté el Estado de por medio.