El diseño de indumentaria en primera persona

El diseño de indumentaria en primera persona

Karina Saade es diseñadora de indumentaria y propietaria de la marca Kisuhara. Nacida en Tucumán, estudió teatro en Buenos Aires donde trabajó como vestuarista. A partir de esa experiencia, comenzó a tomar cursos e incursionar en nuevas áreas del rubro. Vivió en Córdoba, donde conoció al padre de sus hijas, y finalmente se radicó en Neuquén donde terminó dándole vida a su propia marca de ropa que hace poco cumplió 30 años. A sus 54 años, Karina es madre de Valentina (27) y Olivia (17). Impacto Económico dialogó con ella para conocer su historia.

¿Cuándo te diste cuenta que empezaba tu carrera de diseñadora?

Cuando llegué a Neuquén. Hasta ese momento trabajaba de forma dependiente para Presidencia de la Nación, decido renunciar y dedicarme cien por ciento a Kisuhara.

¿Cómo fue ese cambio de dejar tu trabajo en relación de dependencia a ser totalmente independiente?

En parte tiene que ver con un gran apoyo que recibí en ese momento por parte del que era mi pareja, me decía “hacelo, dedicate a lo tuyo, yo te apoyo”. También creo que en el fondo este hecho de ser artista, y decirme: “es una sola vida, tenés que ser feliz”, “tengo todas las herramientas para hacerlo”,  “sé cómo hacerlo”, “estoy segura de mí misma a pesar de todas las frustraciones que uno puede tener”.

¿Qué te motivó a ser diseñadora de indumentaria?

Terminé mi carrera de teatro, hice un posgrado, estudié Bertolt Brech y Federico García Lorca.  Cuando empecé con mi book bajo el brazo a buscar trabajo, me empecé a topar con la realidad que había experimentado hace cuatro años atrás, la discriminación en ese ambiente. Donde alguien me dijo que no podía ser actriz. Seguí insistiendo hasta que dije: “bueno, se ve que tengo que rumbear para otro lado”. El hecho de ser vestuarista era para no salir del ámbito del teatro y también por una necesidad económica. Me dedicaba a eso y a la par trabajaba en Presidencia de la Nación. 

En estos 30 años ¿cuáles fueron los principales desafíos?

El primer desafío es decir “pruebo”. Evaluar qué tengo, por ejemplo, una persona para que me ayude a coser. Tenía una estructura muy pequeña, dos máquinas, una mesa de corte y una persona más que es Mari que al día de hoy me sigue acompañando. Empecé a observar cómo comenzar.

Después el tema económico. Antes de eso, tomé la decisión de dejar mi trabajo, esa  estabilidad económica me estaba enfermando,  sacando lo peor de mí y relegando lo mejor de mí. Con esa estructura empecé y así desarrollé mi primera colección. Después vino una segunda, vino otra colaboradora que es Natacha y con ella empecé alta costura. Entonces  es empezar. El año pasado mi lema fue “nadie te puede decir que no”. Sí tenés las ganas, la capacidad y las herramientas,  hay que darle para adelante.

¿Qué le recomendás a las personas que buscan emprender?

Evitar compararte y eso va de la mano con la inseguridad. Siempre que lo hagan tiene que ser una comparación positiva, desde la empatía… Cómo por ejemplo: “Uy, esta mujer logró esta marca, voy camino a eso”.

¿Cuál considerás que ha sido tu gran aprendizaje?

En épocas de crisis,  es cuando más te fortaleces. Está a la vista de que muchas emprendedoras o colegas resurgieron en la época de pandemia.

¿Cómo es el proceso creativo para trabajar una nueva colección? 

Primero me considero atemporal, entonces hay prendas que vendía hace 20 años que hoy te las podés poner. Segundo sigo una tendencia. Tercero me adapto a lo que el mercado tiene para ofrecerme en cuanto a telas y a todo lo que necesitas para armar una prenda.

A partir de ahí hago una colorimetría, me encanta que mis percheros tengan un sentido en el color. Uno de mis caballitos de batalla son mis pantalones, tienen buen calce, siempre los reinvento. Tengo una moldería que la trabajé durante años y está muy buena. Hasta lograr un perchero que cada prenda la puedas combinar con la otra, cómo digo yo: “que en cuatro prendas puedas armar ocho conjuntos”. Cada prenda y colección tiene un nombre referido al momento que estoy pasando en mi vida.

¿Cómo es eso?

A través de mis colecciones o de mis prendas cuento por qué momento estoy atravesando. Durante estos años, las colecciones tuvieron varios nombres como “Solo tus ojos lo pueden ver”, “En constante evolución”. La de ahora, por ejemplo, se llama “En primera persona”. La anterior se llamó “Granada”. El momento que estoy pasando en mi vida, lo transformo en prendas, en colecciones.

¿A qué público y franja etaria están dirigidas tus prendas?

Siempre digo que es para mujeres que tienen más de 30 años, pero al hacer alta costura, me dedico a quinceañeras, egresadas, novias, madrinas, abarco otras edades también. Por ahí, en alguna colección tengo prendas que le puedo ofrecer a una chica de 17 o de 20 años. Pensada hasta ahora en la mujer, desde febrero estoy elaborando otras cosas…

¿Te estás expandiendo?

Sí, a partir de mi nuevo amor, Martín,  que es totalmente inspirador voy a incursionar en una línea sin género…

¿Qué te inspira al momento de crear tus colecciones?

A las mujeres, en mi época, nos llamaban andróginas, un término muy utilizado en los ’90, a mí me gusta mucho usar corbata, peinarme con gel, usar pantalones con un corte más masculino, sacos, trajes… Cuando lo conocí a Martín, dije “¡Wow! este hombre se puede vestir perfectamente con lo que yo hago, sin tener que definirlo como una prenda masculina, o bien, sin género”.

¿Los emprendedores de la región dónde pueden identificar oportunidades para desarrollarse en este ámbito?

En este momento hay una herramienta muy útil, cuando yo empecé no la tenía. Se trata de Enhebra, es un evento que reúne moda, diseño y talento neuquino. Es un lugar donde el diseñador de la región se puede mostrar de la mejor forma que nos podemos mostrar: una pasarela. Esa es una herramienta enorme que brinda la Municipalidad de Neuquén y Alicia Nara, que lleva adelante el Instituto Visso. Ambas partes se juntaron y nos llamaron para conformar este grupo de diseñadores.  Para el que está empezando, el que lleva dos años o más, es un lugar hermoso.

Estamos viviendo mucho la década del 90 en este momento, o sea, hay una explosión de pasarela, de mostrar el movimiento y en el ser humano lo que vos creas. Es una forma gratuita de poder hacerlo.

Lo que se está dando mucho en diseñadores, es que hay un par de locales que se abrieron en Neuquén, los cuales reúnen diseñadores de la zona en un mismo espacio, con cara al cliente eventual y al público que pasa por ahí. Tenés otra vidriera además de tus redes sociales.

¿Tus prendas son sustentables?

No trabajo prendas sustentables in situ. Pero mis prendas no tienen una moda, una época, son atemporales.

¿Cuáles son los próximos proyectos que tenés?

Como te comenté anteriormente, estoy a meses de largar una línea sin género junto con Martín (mi pareja). Él es artista plástico, vamos a hacer una cápsula que tiene que ver sobre una última muestra que hizo en el museo. Y después a esta cápsula, también sin género, la voy a lanzar para primavera/verano con telas de lino, algodones, bordados y broderi. Le voy a poner una camisa de broderi a un hombre y le va a quedar divino.

El local está ubicado en Antonio Álvarez 975 de la Ciudad de Neuquén. En Instagram la pueden buscar como @indumentariakisuhara