La verdadera importancia de la economía del conocimiento para nuestra región

La verdadera importancia de la economía del conocimiento para nuestra región

Por JESÚS ALMADA (*)

A fines de agosto se realizó en Neuquén el encuentro de la Red Federal de la Economía del Conocimiento. Esta institución nuclea a 30 polos, cámaras y clusters de todo el país, que representan al sector en un concepto absolutamente federal por su distribución geográfica.  En nuestra región el sector está representado por el Cluster Infotech, que viene trabajando desde el 2007 de forma ininterrumpida. Para poner en contexto el potencial intrínseco que posee el sector, algunos datos: la cantidad de empleados que posee está por encima de los 450.000. Si hablamos de software y servicios informáticos, supera los 145.000. Desde el 2015 a la fecha ha crecido en promedio un 6% anual. Y aún en épocas totalmente recesivas se mantuvo en crecimiento.

En el 2023 estuvo 3 puntos por arriba del resto de la economía. Si nos referimos a la calidad del capital humano, todos sabemos que el talento argentino es buscado a nivel internacional, son bien remunerados, y además posee movilidad social ascendente.

 En función de estos datos, ¿cuál es la importancia real que la actividad tiene para nuestra región? ¿Por qué los neuquinos deben prestar atención a la economía del conocimiento? ¿Qué justifica que las políticas públicas tengan en agenda permanente esta industria para nuestra Patagonia Norte? 

Si bien podríamos caer en el pecado de no ser objetivos, ya que la pasión por una profesión y la felicidad de poder trabajar y representar a un sector que tenemos en nuestro ADN puede sesgarnos, explicaré algunos puntos que responden los cuestionamientos planteados. Entre otras cosas, podemos decir que estamos hablando de una economía totalmente limpia e inclusiva desde todo punto de vista, la huella de carbono que genera es casi inexistente, lo que puede ser un beneficio para ayudar a equilibrar la sensible balanza de los pasivos ambientales.

El trabajo remoto, ya no es una alternativa, es casi una obligación a la hora de retener talentos, permitiendo que nuestros colaboradores puedan trabajar sin siquiera tener que usar transporte público. El 80% de las empresas que conforman este entramado trabajan de forma remota o hibrida. No es el único beneficio del home office. Tal vez el más importante radica en la calidad de vida que esto permite, ya que genera opciones de empleabilidad donde hoy no existen. En nuestra provincia, tan extensa, tan vasta, esta modalidad de trabajo realmente representa una alternativa para que nuestros jóvenes no tengan que migrar en busca de oportunidades, poder trabajar en un lugar que nos guste, que nos permita una calidad de vida superior y desconcentrando los lugares densamente poblados. Por otro lado, en un sector como el hidrocarburífero, una forma directa de derramar riqueza es a través de todas las empresas de la cadena de valor del sector. 

Pero acá tenemos un pendiente importante: comprar un torno, una camioneta o un camión es algo habitual. Invertir en tecnología, en digitalización, en procesos, en sistemas, ya no es tan común. La mayoría de las veces se ve como un gasto y no una inversión. Cualquier empresario hace un cálculo de retorno de inversión cuando compra un “fierro”, pero pocos se toman ese trabajo cuando hablamos de intangibles necesarios que nos permitan ser más eficientes, más competitivos y por ende poder competir de igual a igual con el resto del país y del mundo. Esto no es juicio de valor hacia el empresariado regional, pero sí una realidad que vemos a diario. 

Este es un somero esbozo de algunos motivos que intentan responder lo planteado, sin profundizar sobre la biotecnología, la nanotecnología, la inteligencia artificial y muchos otros rubros que la economía del conocimiento incluye y que justifica aún más poner el foco en esta actividad. La economía del conocimiento no es una moda en la agenda mundial, no se trata de un esnobismo. Se trata de visualizar el futuro y tener claro qué papel queremos tener en el mundo del 2050. Tenemos muchos pendientes, sí, y mucha tarea por hacer si queremos jugar un papel principal y no ser un actor de reparto de la economía del futuro.

(*) CEO de IT SUR. Presidente del CLUSTER INFOTECH. Secretario de la Red Federal de Economía del Conocimiento.