La verdadera inclusión es formarlos a todos

La verdadera inclusión es formarlos a todos

A un mes del día anunciado para comenzar el ciclo lectivo, las clases todavía no habían comenzado. Muchas escuelas no estaban en condiciones edilicias de hacerlo, otras no tenían generados los cargos docentes necesarios, la inmensa mayoría de los chicos de Neuquén quedó rehén de un conflicto entre gobierno y sindicato.

Por su parte, el Gobierno actuó con negligencia al dejar para la última semana -previa al inicio de clases- la negociación paritaria. Y el sindicato, que frente a una primera oferta que no consideró suficiente, dispuso 72 horas de huelga y así durante 4 semanas consecutivas, el tiempo que duró la negociación.

El saldo es lamentable: en marzo hubo sólo 6 días de clases sobre 18. Estamos terminando abril y la primera semana hubo sólo 2 días de clases, mientras que la segunda semana, se vio interrumpida por una jornada institucional programada dentro del horario escolar. Mientras que la tercera semana fue el el día del profesor neuquino. Así apenas han transcurrido 10 días de clases en lo que va de 2024.

Con viento a favor y mucha suerte, los chicos de secundario tendrán su primera semana de 5 días de clases para fines de abril, casi 2 meses después del fallido comienzo de clases. Para resumir: en los dos primeros meses del año, si no aparece un nuevo motivo, habrán tenido una sola semana de clases completa. Ya es posible concluir que en Neuquén los chicos no van a la escuela 5 días por semana, que ir 5 días es la excepción.

Los primeros días de enero nos reunimos con la nueva ministra de Educación, representante de un gobierno que se comprometió a garantizar los 180 días mínimos efectivos de clases que marca la ley hace 20 años. En ese encuentro -que agradecemos-, una de nuestras primeras preguntas fue: ¿Cuál es el plan de recupero de días? Porque entendíamos que si la promesa era garantizar los días de clases, debían planificar con anticipación un sistema para recuperar los días que no hubiese clases; pero no había ningún plan. En los hechos, el calendario programado por el Consejo Provincial de Educación no preveía los 180 días de clases contemplados por la ley, ni para el nivel inicial, ni para el nivel secundario, y si hilamos fino, tampoco para el primario.

Es nuestro reclamo que se declare a la Educación como servicio público esencial, somos muy conscientes de que esto no garantiza la calidad educativa, pero también sabemos que estar en la escuela es una condición necesaria mínima para poder avanzar sobre la calidad de la educación que reciben nuestros hijos, pedimos que se garantice para todos los chicos, en todas las escuelas el 75% de las horas todos los días.

Una de las pocas herramientas con la que contamos para fundamentar nuestra preocupación y demandas son las pruebas estandarizadas.

Según los resultados de las pruebas ERCE, realizadas a chicos de 3º grado, la mitad no es capaz de leer textos adecuados a su edad, de al menos localizar información o relaciones presentadas literalmente, y realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada. Estos resultados son peores que los obtenidos por otros países de la región como Perú, Costa Rica o El Salvador. Un chico que no aprende a leer adecuadamente a los 9 años es muy probable que arrastre problemas educativos a lo largo de su vida. Para decirlo más claro, con esta base educativa le estamos quitando la posibilidad de desarrollo futuro a los estudiantes.

Los resultados de las evaluaciones APRENDER 2023, sobre chicos de 6º grado, luego de 7 años de escolaridad, muestran que sólo 1 de cada 4 chicos termina con una adecuada formación en Lengua y sólo 1 de cada 10 alcanza las capacidades esperables en Matemática. Estos resultados en nuestra provincia son casi 2 puntos porcentuales por debajo de la media nacional en Matemática y más de 3 en lengua. Hace 10 años los resultados de Neuquén estaban por sobre el resultado nacional.

El sistema educativo neuquino está agonizando, pero es la sociedad la que más parece entender que sin educación no hay desarrollo ni progreso. Porque son las familias las que sostienen la educación haciendo esfuerzos económicos y operativos ¿Pero qué pasa con los demás actores? ¿Acaso el mensaje que transmiten es que la escuela no importa?

Nos preguntamos qué nos están diciendo cuando las clases son la única actividad que se suspende por pronóstico de viento, por  problemas gremiales, por el día de la mujer, porque faltó la maestra, porque falta hacer un playón y la medida de presión es cerrar la escuela. Cuando no se arreglan las escuelas durante el receso escolar, cuando no se construyen las aulas necesarias, cuando no se generan los cargos en tiempo y forma, cuando en la mesa de negociación gremial se discuten las horas que se generarán como si fuera una necesidad gremial y no un requerimiento del sistema para garantizar la educación a todos nuestros chicos.

Al gobierno le pedimos:

  1. Declarar la educación como actividad esencial.
  2. Alfabetizar a todos los chicos en 1º grado y con los que ya pasaron por primer grado. Hacer un barrido del sistema e implementar un plan de alfabetización que nos garantice que todos egresarán alfabetizados y respaldar los operativos de pruebas estandarizadas.
  3. Garantizar la cobertura universal de nivel inicial desde los 3 años.
  4. Promover el desarrollo profesional docente (que se premie la formación, el compromiso y el cumplimiento,  y no la simple permanencia en el sistema).
  5. Garantizar la infraestructura escolar.
  6. Implementar un sistema nominal de datos públicos.
  7. Evaluar, monitorear y medir el impacto de las políticas educativas.

Por último, tenemos una invitación para hacerles: súmense a Padres Organizados. Desde el lugar que puedan y desde las posibilidades que tengan, amplifiquen nuestra voz compartiendo nuestras campañas y siguiendo nuestras redes.

Como sociedad perdemos cuando nos cierran las escuelas, perdemos cada día que un chico queda sin clases por motivos prevenibles, cuando no aprenden a leer en primer grado, cuando la escuela no garantiza los aprendizajes, cuando el sistema educativo no cumple con los objetivos de la escuela (formar buenos ciudadanos, prepararlos para el mundo del trabajo, prepararlos para estudios superiores).

Pero no nos resignamos. No nos preocupa el desafío, nos ocupa, porque cada paso que damos para llegar a nuestra meta agrega un valor incremental a la discusión pública sobre la Educación, pero sobre todo, recupera el compromiso intergeneracional de cuidado. No tenemos la certeza de si lo mucho o poco que logremos lo van a ver reflejado en la escolaridad nuestros hijos, lo que sí sabemos es que necesitamos construir un país del que no se quieran ir, un país en el que se puedan proyectar y eso sólo se logra en las aulas, con una escuela que les dé la oportunidad de hacerse de un futuro sin importar en dónde nacieron ni en qué entorno crecieron. La verdadera inclusión es formarlos a todos, porque la solución a nuestros problemas, como sociedad, es la Educación. Siempre es más Educación, más escuelas para todos los chicos, todos los días.