La era Milei: impacto y desafíos en los primeros 100 días

La era Milei: impacto y desafíos en los primeros 100 días

En medio de una coyuntura política y económica convulsa, los primeros 100 días del presidente Javier Milei en el escenario público, han sido un torbellino de controversias y expectativas. Su ascenso meteórico ha generado un impacto sin precedentes, marcando un cambio de era en la escena política argentina. Sin embargo, mientras su liderazgo resuena con una parte de la sociedad, surgen interrogantes sobre su capacidad para traducir su enfoque innovador en una gobernabilidad efectiva. Este análisis examina los logros, desafíos y las implicaciones de los primeros pasos de Milei.

¿Cómo evalúas estos primeros 100 días de Javier Milei?

Lo dividiría en dos. En primer lugar, tiene un liderazgo que hoy sintoniza muy bien con la sociedad. Eso explica en parte que, las políticas del reacomodamiento de la macroeconomía han sido muy agresivas, y no han impactado en la licencia social del gobierno.

Es realmente el outsider más outsider que hemos conocido en Occidente. Se parece bastante a una sociedad de Argentina que estaba fuera del radar, del sistema político, económico y de los medios de comunicación. Pero es una sociología que se fue conformando en estos últimos 10 años. Me parece que él la refleja y la expresa bastante bien.

El primer pilar analítico de evaluación de estos primeros meses, es un liderazgo con mucha capacidad para funcionar e interpelar a la sociedad argentina, a la época que se está viviendo. Te diría casi un delegado y una creación de la sociedad.

Siempre digo que el nivel de análisis de Milei para mi no es Milei, sino la sociedad argentina. Creo que él es una creación de la misma, destinada en principio a desarmar en términos franceses, el viejo régimen de los últimos 20 años. En eso creo que todavía navega bien.


¿Y el segundo pilar?

El segundo pilar de sus primeros 100 días… Su gran déficit es cómo transforma esa  sociología que expresa, en un sistema de gobierno o en un dispositivo de poder. Es su gran talón de Aquiles. Me da la impresión que es el gran problema que tiene que resolver de acá en adelante… No le va a alcanzar con un programa de ajuste, de variables macro. Para él es fundamental las reformas estructurales, que le permitan solidificar ya no su reputación, sino la del país.

Para eso necesita un dispositivo de gobierno y gobernanza más sólido, que lo que tiene hasta el momento, porque es muy endeble y ha estado plagado de grandes fracasos políticos, desde el DNU que está perjudicializado.

Y por el otro lado…

El fracaso legislativo que perdió días muy valiosos para la sociedad, de impulsar reformas estructurales y, la dificultad que tiene para conformar una coalición de gobierno. Resolviendo lo legislativo y la colonización de la arena gubernamental, que es muy precaria.

Hay una especie de continuidad entre Alberto Fernández y este gobierno, y es que el grueso del Estado está desactivado. Eso en algún momento te puede generar un problema serio, en un contexto, donde la sociedad  le va a pedir y exigir más al Estado. Tanto de servicio de salud, educativo, seguridad. Ahí parece que carece de una tecnicatura política y del Estado, y eso puede ser un problema.

¿Qué falta para contar con una mayor gobernabilidad?

Es un liderazgo de minoría, no tiene gobernadores, no tiene intendentes, no tiene prácticamente diputados y senadores. Requiere reconstruir una coalición que le dé sustento a su experimento. Que le permita pasar las leyes y colonizar el Estado de una manera muy eficiente.

Me da la impresión que eso requiere ver algunos apuntes conceptuales. En algunas entrevistas, expresa que el que te dice que el Estado puede ser más eficiente es un estafador, o que el Estado es una estafa. Hay cosas que pueden ser divertidas o que le pueda permitir dialogar con la sociedad, pero no se las debería tomar en serio.

En última instancia, si su programa de libertad se transforma en un programa de anarquía, de desorganización, lo que va a hacer automáticamente es generar una demanda de un liderazgo alternativo que provea orden, y que hoy existen en la sociedad argentina.

En el caso del resto de los funcionarios…

Villarruel (Victoria) es una referente que expresa valores de orden y que hoy, está altísima en las encuestas. Él (Milei) tiene que transformar su carisma y estabilizar en el tiempo, eso va a requerir conformar un sistema de gobierno, menos espasmódico, menos regido por las lógicas de las redes sociales, y más anclado a una matriz de poder más seria. Eso está hoy ausente, no tiene un gran operador político. Sacando a Caputo (Luis) no tiene ministros de jerarquía, tiene una relación muy inestable con la administración pública. Se cargó en tres meses a Giordano (Osvaldo), que pudo haber sido un funcionario muy relevante en el tema de jubilaciones, se cargó a Guibert (Armando) de mucha experiencia.

Tiene una situación en la que, su propio aceleracionismo, su propio caos, le impide hacer pie sólidamente en el Estado y en la política argentina. Eso es un beneficio pero es una canción de verano, en algún momento la sociedad se puede cansar y le puede dejar de gustar. Generando un problema serio en el mediano plazo.

El Gobierno plantea que la gobernabilidad la da la sociedad…

Es así, lo que pasa es que tiene defectos. El más grande es que la sociedad no puede llevar adelante la reforma estructural, y la debería llevar este Congreso de la Nación. Para eso necesitás la política… Por supuesto que la sociedad lo puede acompañar para facilitar que los gobernadores y legisladores lo unan en la tarea. Para que eso se transforme del humor social a la política.

En segundo lugar, Maquiavelo decía que “el amor es un sentimiento efímero en la política”, la opinión pública es una parte de la política, no es toda. Y él, tiene que lograr, que la sintonía que tiene con la sociedad se exprese en dispositivo de poder. Cuando la sociedad se empiece a cansar o tenga menos sintonía, los dispositivos de poder los resguarden de esa relación que se va deteriorando.

La metáfora es “vos estás en Neuquén y querés cruzar la Cordillera”, para poder hacerlo tenés que ponerte cinturón de seguridad, respetar la velocidad, controlar las cubiertas del auto, el servicio  hecho. Sí vos te largas a cruzar la Cordillera, a 200 kilómetros, sin cinturón de seguridad, sin las cubiertas y no respetando los límites máximos de velocidad, estás muy expuesto. Y eso me parece, que es lo que tiene que resolver él (Milei), sí quiere tener sustentabilidad en el tiempo.

Un ejemplo, la Revolución Francesa fue un periodo muy largo de tiempo. Pero los jacobinos duraron solamente dos años. Era un sistema de mucho aceleracionismo y de mucha incertidumbre. Me parece que Milei tiene que entender la importancia de eso, si no quiere ser un fenómeno de transformarse en efímero.

¿Considerás que hay un cambio de época en el clima de opinión?

Sin dudas. Él es la expresión del cambio de era. El kirchnerismo definió una época que duró 20 años, del 2003 hasta el año pasado. La política se negó a hacer la reforma que había que hacer en la Argentina, parte de la sociedad es tan conservadora. En lugar de hacer la reforma que el país requería y eran evidentes. A lo largo de todos los que transitan el territorio de Argentina, no lo hicieron y lo terminó haciendo la sociedad de una forma más reseteada. Por el momento, sin muertos.

Recordemos que en el 2001 hubo muertos. Esta transformación de época, en ese sentido, ha sido más ordenada. Pero hubo un reseteo general y el primer mandato de Milei, por el momento, es un principio muy agresivo contra el sistema político. Tiene casi una especie de pulsión destructiva. Es un mandato de motosierra para terminar de desarmar esa época, lo que no queda claro todavía, sí va a tener la capacidad para ordenar una nueva etapa. Ahí es donde están los grandes interrogantes, su personalidad, su carácter político, su liderazgo. Esto requeriría una pulsión constructiva que todavía no vemos en él, es todo furia, desarma y sierra.

¿Cuáles son los drivers en los cambios de época?

Primero, el driver más profundo, es que la sociedad argentina exige que nuestro país tenga un capitalismo funcionando. Argentina a diferencia del resto de los países latinoamericanos, está atravesando su segunda década perdida en los últimos 40 años. Desde el punto de vista de su sistema económico, una catástrofe. Nosotros nos vanagloriamos de tener un sistema político estable, a pesar de que la economía funciona pésimamente hace 10 años. Y un poco la sociedad hizo la conclusión al revés.

Quizás, la economía funciona mal por la estabilidad del sistema político y por lo tanto, yo lo voy a dinamitar. Ese es el driver más profundo, y por eso Milei avanza con esa agenda de reforma tan radical. Avanza porque transversalmente, no solamente de la élite empresarial, con mucha pregnancia social, hay que crear un capitalismo silvestre en la Argentina que funcione. Del emprendedor, del que vende verduras, todos están demandando que esto funcione.

El segundo y tercer driver…

Un cuestionamiento muy fuerte al  “ambacentrismo” de la política argentina en los últimos años. Por eso Milei, fue un candidato donde su triunfo se impuso principalmente del interior hacia el AMBA. Hay un cansancio fundamental en esa agenda “ambacentrada”, que prácticamente se ha desentendido de la cuestión federal.

El tercer driver, es una discusión (después discutimos si es prolijo o desprolija), del rol del Estado en la vida de los argentinos. Eso la pandemia lo hizo explotar entre los que podían estar en su casa y cobraban, armaban videos haciendo pizza con masa madre. Y los que de golpe tenían el negocio cerrado. Eso creó en la sociedad argentina una desigualdad que la está dinamitando. Por eso tiene tanta licencia para cargarse con áreas o funcionalidades enteras del Estado. Creo que hay una discusión que no se si la va a poder saltar o resolver, sobre el rol, tamaño y peso del Estado en la economía, que no por casualidad genera este especie de momento constituyente, de un pacto fiscal federal porque esto es una gran discusión.

Para mi son tres drivers fundamentales de esta “suerte de revolución libertaria” que estamos viviendo en la Argentina.

¿Cómo estimás el apoyo que pueda tener de una parte de los gobernadores para impulsar reformas?

Potencialmente tiene complementariedades. Los gobernadores tienen sistemas de gobernabilidad, diputados, senadores, y están hoy en un problema fiscal. Massa (Sergio) los dejó en un problema fiscal, al haber sacado el impuesto a los ingresos, -mal llamado “Impuesto a las Ganancias”-, dejando a las provincias con problemas serios. No por casualidad la rebelión viene de gobernadores patagónicos, donde las regalías son más robustas fiscalmente. Milei, carece de un sistema de gobernabilidad pero hoy tiene la posibilidad de generar alivio fiscal a los gobernadores. Entonces ahí, hay potencialmente un camino convergente pero requiere de muchísima política.

Las reformas de Menem (Carlos), eran reformas que implicaban menos Estado pero más política. Pero existe una visión más superficial de la apropiación histórica de los liberales, porque Menem hizo muchísima política. Eso que potencialmente puede ser complementario, que le pueda permitir a la Argentina llevar reformas estructurales va a requerir de política.

Lo que vimos en la primera etapa es la antítesis de eso, un  mamotreto de 600 artículos, donde no había prioridad, orden, forma de jerarquía de temas, no había posibilidades de negociación, y eso obviamente terminó en un fracaso político en los tres meses.

¿Observás una recalibración de Milei en cuanto a mejorar la cintura política?

Esperemos que sí. Lo del  Pacto de Mayo es la primera expresión de un Milei político, claramente, a diferencia de todos los discursos que escuchamos, el discurso de aperturas ordinarias en el Congreso, fue un discurso político. Menos económico, sin tantos teoremas.

Es una hoja de ruta que está bien, en el corto plazo le permite ganar tres meses con el sistema político, y a su vez generar un tablero de negociación, sobre todo con los gobernadores que hoy  son los actores que quedan parados en el sistema político.

Sobre eso, todavía no hemos visto innovación en materia de nombres. Francos (Guillermo) sigue siendo una persona importante, él ha sumado a esa mesa a Posse (Nicolás) que no estaba en esa negociación, y añadir a un delegado de Caputo, que tampoco estaba. Hay que ver si ese tridente que han construido, logra generar un dispositivo de negociación con los gobernadores. Que hoy por hoy, viene muy lento. Él necesita a lo largo de abril, algunas reformas estructurales, la reforma laboral es muy importante, alguna reforma fiscal… Él necesita empezar a mostrar resultados para que también el mercado se lo tome en serio.

Perfil

Federico Zapata

Director General de la Consultora Política ESCENARIOS. Lic. en Ciencia Política por la Universidad Católica de Córdoba (UCC-Jesuita). Lideró el desarrollo de campañas electorales y estrategias de asuntos públicos. Es editor de la Revista Panamá. Escribió el libro “Los Muchachos Cordobeses. ¿Cómo se construyó un peronismo diferente y qué podría aportar a la Argentina del futuro?” (Editorial Clave Intelectual).