Encantos patagónicos

Encantos patagónicos

El enoturismo creció notoriamente en las últimas décadas. La Patagonia es la región que experimentó el mayor crecimiento en estos años. Acá, combinamos dos actividades económicas muy importantes de nuestro país: turismo y vinos. Una mezcla un tanto explosiva para quiénes disfrutan recorrer lugares remotos, con una copa de vino en la mano.

Particularmente en esta región, el clima frío y los vientos contribuyen a la sanidad de los viñedos. Lugar dónde las inversiones vitivinícolas progresaron a pasos agigantados, y se llevó a cabo una diversificación productiva, incorporando nuevos cultivos y actividades agroturísticas.

Y hoy nos sumergimos de lleno en este apasionante mundo. Naturaleza de sublime belleza, exquisitos aromas y sabores de la cocina patagónica.

En nuestra provincia, el camino del vino surge como una atracción de turismo enológico. En esta vasta extensión, los paisajes patagónicos coexisten en bella armonía. Este recorrido vitivinícola se ha desarrollado exitosamente como motivo de viaje a nuestra región, la visita a los viñedos rionegrinos, la compra de vinos boutique de altísima gama y las excelentes propuestas que el atractivo presenta.

Algunos viñedos tienen una producción centenaria por lo que más que además de una actividad económica, es patrimonio cultural de la provincia. Arduamente los inmigrantes llegaron al Alto Valle, trabajaron la tierra con esmero y entusiasmo para su sostén familiar. Entonces nos encontramos con una disyuntiva, ¿es la cultura la que nos lleva a tomar vino? Nos invitan a disfrutar de la inmensidad de nuestra provincia con amigos y familia, a conocer más sobre este mundo tan noble como el de los vinos.

Este circuito abarca desde la Cordillera hacia la Costa, con alrededor de 14 bodegas. Cada una de ellas cuenta con un terroir único. Acá hablamos de una amplitud térmica insuperable, sumado a los vientos característicos de la zona que asolan los inmensos paisajes de Río Negro. Lo que nos da como resultado vinos con características y personalidades únicas, muy interesantes y buscados internacionalmente por su calidad. Lo que genera una tendencia y un impacto positivo sobre la comercialización de nuestros vinos.

En este recorrido vamos a ver bodegas tradicionales y bodegas más jóvenes que prefieren trabajar con tecnología de vanguardia. Todas buscan el mismo resultado, un producto que refleje nuestras raíces y costumbres, desde la cosecha de las uvas hasta el embotellado. Cada bodega tiene su encanto y podemos destacar diferentes actividades en cada una de ellas. Presentan el lugar en primera persona, es decir, sus hacedores se ofrecen como guías de turismo y a sus visitantes los hacen partícipes de la vendimia cada año. En Bodega Moschini, por ejemplo, podemos disfrutar de una jornada al aire libre, cosechando nuestras uvas y luego pisándolas para experimentar el proceso de cómo se elaboraba antaño.

Nos encontramos también con una gastronomía impecable, ya que muchas de estas bodegas cuentan con su propio restaurant. Donde nos invitan a degustar sus platos únicos con ingredientes orgánicos y naturales, principalmente de la zona e insignias de la Patagonia; como carnes patagónicas, flores, hongos silvestres, y por supuesto, acompañados por grandes vinos que elaboran en la misma finca. Sumergiéndonos  en un camino sin retorno, cuando comenzamos a descubrir sabores, aromas y sensaciones que se complementan en una experiencia única. Porque si hablamos de vinos y gastronomía, hablamos también de afectos, de reuniones, de momentos inolvidables que se acompañan exitosamente pero también la cultura como eje general.

Las cepas emblemáticas en nuestra región son Pinot Noir y Merlot, las mejores adaptadas al clima frío, dando así su calidad óptima. Resaltan sobre todo por su elegancia, delicadeza y acidez. Todo turista que llega aquí quiere degustar estos clásicos patagónicos.

¿Me acompañan a recorrer esta región?

Por Rocío Flores

Sommelier y Guía de Turismo.