Mientras las empresas buscan ser abiertas, claras y accesibles en su comunicación, los profesionales trabajan en desarrollar estrategias integrales que permitan a las compañías conectar con sus públicos de manera eficaz.
Durante los últimos años, las redes sociales y el mundo hiperconectado llevaron a las empresas a transitar un largo período de cambio que demostró la importancia de la comunicación para adaptarse a las nuevas realidades y exigencias del mercado.
Estas se encontraron con públicos cada vez más informados, críticos y participativos, que demandan transparencia, coherencia y responsabilidad por parte de las marcas. En este contexto, las áreas de comunicación de las empresas tuvieron que entender que el paradigma y las necesidades de los consumidores cambiaron. Las redes se convirtieron en espacios fundamentales para el intercambio de información entre los usuarios y le dieron un rol especial al público, que también comenzó a formar parte de todos los circuitos de comunicación.
En esta nueva era hay un punto clave: los datos. Un mensaje va a tener mucha más fuerza si está acompañado por datos y análisis que lo respalden. En este sentido, las compañías deben esforzarse en elaborar estrategias de comunicación integrales. No se trata solo de comunicar lo que se hace, sino también de medir el impacto y la efectividad de lo que se comunica.
Otro punto relevante tiene que ver con comunicar el impacto social que tiene cada compañía. Hoy al público le interesa conocer qué es lo que están haciendo las empresas por la sociedad: cuál es su impacto ambiental, con qué programas cuentan, si la sustentabilidad les importa, si trabajan en inclusión o no, etc. En esta línea, el ejercicio de la profesión no se resume en el simple hecho de transmitir aquello que responde a las necesidades de las organizaciones, sino también en mostrar cómo las instituciones se implican socialmente.
La comunicación también debe ser un canal de escucha y diálogo con los distintos públicos de interés. Las empresas deben estar atentas a las opiniones, sugerencias y reclamos de sus clientes, proveedores, empleados, accionistas, otras empresas, medios de comunicación, sociedad, etc. y responder de manera oportuna y adecuada. La comunicación debe ser abierta y transparente, mostrando la esencia de la compañía y exponiendo los objetivos y valores de la misma.
Finalmente, la comunicación debe ser innovadora y creativa. Las empresas deben buscar nuevas formas de contar sus historias, de generar valor y de diferenciarse de la competencia. La comunicación debe ser capaz, además de informar, de sorprender y emocionar a los públicos, y de crear vínculos duraderos y de confianza con ellos.
La profesión ha cambiado y evolucionado, y es nuestra responsabilidad actualizar las áreas de comunicación para que estén a la altura de los nuevos desafíos. Por suerte la comunicación toma cada vez más relevancia para las empresas y le aporta un diferencial a cada una de ellas. Una compañía puede tener muchas campañas y planes en mente, pero si no encuentra la forma de contarlos, acercarlos a su público target y conectarlos con un interés social, estos perderán valor.
Por Rocío Alessi
Licenciada en Comunicación Periodística por la Universidad Católica Argentina y magíster en Comunicación Política y Corporativa por la Universidad de Navarra y la George Washington University. Trabaja en comunicación corporativa y prensa para compañías de diferentes sectores.