Martín Krause, autor del informe «Índice de Calidad Institucional», relaciona el desarrollo económico de los países con su calidad institucional”, al afirmar y demostrar con estadísticas que “cuando hay buena calidad institucional se obtiene un resultado beneficioso, con mayores inversiones y mejores índices de desarrollo humano”. Además, cuestionó las políticas populistas, al calificarlas como “la antítesis de la calidad institucional”. La Argentina es uno de los siete países que más han caído en su índice de calidad institucional (ICI).
El Índice de Calidad Institucional (ICI) es una herramienta que coteja ocho indicadores de organismos internacionales y le otorga un puntaje a más de 190 países. A mayor puntaje, mayor es la calidad institucional, lo que redunda en mayor seguridad para el resguardo de los derechos de sus habitantes. Refleja el vínculo entre libertad, institucionalidad y desarrollo.
El ICI es un indicador de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y es elaborado anualmente por Martín Krause —Doctor en Administración, Profesor de Economía de la Universidad de Buenos Aires— desde 2007, junto con la Fundación Libertad y Progreso. Promedia una serie de indicadores internacionales, como la vigencia del Estado de Derecho, la rendición de cuentas de los gobiernos, la percepción de la corrupción, la libertad económica y la posibilidad de realizar negocios en los países.
El informe 2025 confirma tendencias conocidas y alerta sobre nuevas. En la cúspide del ranking se encuentran democracias liberales consolidadas del norte de Europa —Dinamarca, Suiza, Finlandia, entre otras— que combinan instituciones estables con economías abiertas. Estos países demuestran que la calidad institucional no es una abstracción técnica: es el cimiento sobre el cual se construye la prosperidad, la cohesión social y la confianza en el futuro.
En contraste, el índice vuelve a evidenciar el deterioro institucional en países marcados por el autoritarismo. Cuba, Venezuela, Haití y Nicaragua.
¿De qué depende la calidad institucional?
La calidad institucional de los países depende esencialmente de cuestiones internas, propias a ellos. Esos son los elementos que buscamos evaluar en el ICI: el respeto a las normas del Derecho, a los derechos individuales y el funcionamiento de la democracia, la libertad de expresión, la ausencia de corrupción, el respeto a la propiedad, el libre comercio, la libertad de elegir moneda o de realizar distintas transacciones financieras.
Los factores internacionales pueden afectar en la medida que impactan en las políticas internas. Algunas lo pueden hacer favorablemente como, por ejemplo, cuando un país firma un tratado de libre comercio o se suma a una zona de libre comercio. Otras podrían hacerlo negativamente, si se aplican sanciones comerciales como herramienta para forzar políticas en otros ámbitos y los países sancionados, a su vez, imponen barreras recíprocas. En definitiva, el país que así actúa termina, en realidad, deteriorando sus propias instituciones y sancionando a sus propios habitantes, quienes ahora ven reducida, en este caso, su libertad para comerciar y disponer de su propiedad según su criterio.
El futuro institucional de América Latina depende del flujo de las ideas y valores, que determinan luego las políticas que cada país va a seguir. Esas políticas afectan los incentivos y éstos el progreso o el estancamiento. Podría ser que se esté viendo un nuevo movimiento del péndulo de las ideas en la región. Ya los hubo en el pasado: podemos recordar el predominio del modelo de sustitución de importaciones en los 70s y 80s, las reformas promercado de los años 90s, el socialismo del siglo XXI a principios del nuevo siglo, gobiernos de izquierda en Brasil, Chile o Colombia; y hoy, tal vez, una reacción contra estos y un movimiento en el otro sentido.
Esos movimientos nunca han afectado a todos los países, pero sí a un buen número de ellos. De todas formas, aquellos con mayor calidad institucional sufren cambios graduales y en algunos casos leves, como Uruguay o Costa Rica, tal vez también Chile. Otros, con calidad institucional mediocre, muestran cambios más drásticos como Argentina, Brasil o Ecuador.
En las primeras posiciones del continente americano encontramos a Canadá y Estados Unidos, y luego a un trío latinoamericano que está siempre presente: Uruguay, Chile y Costa Rica. Este destacado grupo presenta mejores posiciones en las instituciones políticas que las económicas, siendo que en el caso de Chile originalmente era al revés, pero su caída en la libertad económica ha llevado a perder también el primer puesto entre los países latinoamericanos.
Argentina se ubica en el puesto 125 de 194 países evaluados, que representa una caída de cinco puestos respecto a la edición anterior. Los resultados publicados en la edición 2025 corresponden al relevamiento realizado en el 2023 (último año del gobierno kirchnerista).
