De la curiosidad a la creación: Lautaro Rojas, el joven que acerca la tecnología

De la curiosidad a la creación: Lautaro Rojas, el joven que acerca la tecnología

Por Macarena Reyes Britos. Periodista y coordinadora de Redacción en Impacto Económico.

Lautaro Rojas (22) dirige Escuela Prodigy, un espacio donde niños, jóvenes y adultos descubren el mundo de la robótica, la programación y el diseño tecnológico. Su historia comenzó con una competencia de robótica en la universidad. En pocos años logró transformar su pasión en una escuela con sede en Cinco Saltos y Neuquén.

¿Cómo llegas a ser el fundador de la escuela?

En 2021 estaba cursando ingeniería, tenía 19 años. Conocí a un amigo que había salido de un colegio técnico donde hacían robótica y competían. Vimos un anuncio en la Facultad de Ingeniería, que iba a haber una competencia de robótica, y nos anotamos. Yo también había cursado en un colegio técnico electrónico, entonces más o menos conocía el ambiente. Participamos y nos fue bien; eso fue en noviembre del 2022.

Había tres categorías; ganamos en una y salimos segundos en las otras dos. Fuimos el único equipo que compitió en las tres categorías y en las tres tuvimos podio. La Municipalidad de Cinco Saltos se enteró, tengo amigos y conocidos que trabajan ahí, así que me dieron la posibilidad de brindar un taller municipal de robótica al año siguiente. Empezaba en marzo, así que abrimos convocatoria y se inscribieron 75 chicos. Era un curso que duraba dos meses y, como se inscribieron tantos chicos y no había capacidad para hacerlo todo, lo hicimos por tandas de 20 estudiantes más o menos.

Un gran interés en el tema…

Sí, y cuando culminó ese taller de robótica cambiaba de gestión de gobierno; y el gobierno entrante no lo iba a seguir, por lo menos no estaba en los planes.

Frente a la demanda, al pedido de los padres y chicos que me pedían seguir, empezó a surgir esa necesidad y evaluar si era posible. Empecé a preguntar, a averiguar cómo hacía para tener el alta comercial; con 20 años no tenía idea de nada.  Con ayuda de mis tíos, uno es licenciado en seguridad e higiene; me dio una mano en el aspecto del alta comercial.

Con 21 años y en octubre de 2023, empezamos a dar clases en Cinco Saltos como Escuela Prodigy. 

¿Y cómo sucedió?

Justo dio la casualidad de que mi abuela tenía alquileres en Cinco Saltos y uno no lo estaba alquilando, entonces empezamos a usar ese, lo ambientamos porque en realidad era una casa.  Tuvimos que tirar paredes, pusimos mesas, sillas, pizarrones, etc. Eran 38 chicos, lanzamos un curso de 2 meses como para ir probando, dimos robótica y después desarrollo web. A chicos de entre 10 y 16 años, y eso marcó el inicio.

En el primer cuatrimestre del 2024 se inscribieron 106 chicos; duró 4 meses un curso de robótica y desarrollo web. Durante el segundo cuatrimestre de ese año, estuve más enfocado en la difusión: pegar carteles, entregar folletería, recorrer colegios, y en Cinco Saltos se inscribieron 160 personas. Ahí ya dábamos robótica, desarrollo web, dibujo digital y desarrollo de videojuegos.

¿Cómo cerró el año?

Culminamos el año el 23 de noviembre de 2024, en el Círculo Italiano de Cinco Saltos, donde hicimos un evento de competencias y exposición tecnológica. Asistieron colegios técnicos relacionados con la tecnología a los que invitamos a participar; vinieron y expusieron algunos proyectos. También hubo feriantes con stands que vendían artículos de impresión 3D o de origami para armar, todo relacionado a ese rubro, stands de comida y el plato fuerte que eran las competencias, donde hicimos tres categorías.

Durante el segundo cuatrimestre de robótica nos encargamos solamente de eso, de hacer robots de competencia para participar, y tuvimos alrededor de 28 robots que competían entre sí.

¿Cuándo inauguraron la sede de Neuquén?

Este año, con unos talleres de verano y en marzo arrancamos a dictar los cursos.

¿Cuál es el objetivo de la escuela? 

Nos dimos cuenta con el transcurso de las clases de que los chicos y los adultos necesitan un lugar para sentirse capaces de crear.  Los niños, cuando pueden hacer algo como encender una luz, hacer andar un motor o algo, se les nota en la cara que sienten satisfacción por sentirse capaces, y también les pasa a los adultos.

Nosotros buscamos inculcar el aprendizaje tecnológico, que va muy de la mano con la motivación. Tengo la perspectiva de que me gusta salir de lo normal, y la idea es crear y dejar algo. 

Si vos el día de mañana querés hacer un cohete como hace Elon Musk y te lo proponés, lo vas a poder hacer. 

Si tuvieras que definir qué es la robótica o en qué consiste, ¿qué dirías?

La robótica es la mezcla de electrónica, programación y también necesitas de algún programa o ingenio para hacer chasis. Pero básicamente lo que hacemos es automatizar procesos. O automatizar tu habitación, que puedas ingresar con una contraseña, si querés que prenda la luz sola o con un aplauso, lo podés hacer.  También existe una robótica más lúdica, en el caso de los robots de competencia, por ejemplo.

Nosotros nos enfocamos mucho en lo que es la cultura maker, que consiste en identificar una problemática cotidiana y tener las capacidades necesarias para automatizar los procesos. Por ejemplo, si se olvidan de darle comida al perro o de regar las plantas, se puede solucionar haciendo un comedero, un riego automático y eso incluye hacer un chasis en 3D; lo soldás e incluís todos los procesos necesarios como para tener un producto que puede ser vendible o no, pero sí generar el producto final.

¿Cuál es el curso con más demanda? 

Hoy en día, la robótica infantil y juvenil es la más demandada; concentra entre el 60 y el 70% de los estudiantes. Dictamos cursos a partir de los 5 años…

¿Los adultos se animan? 

Sí, bastante… Hay gente curiosa que hace ciertas cosas con programas o bien que han investigado. Entonces, cuando encuentran esta oferta, se suman. Hay personas de entre 45 y 50 años haciendo el curso de impresión de 3D y el curso de Blender. Y queremos hacerles saber que este es un espacio para ellos también. 

¿Cómo trasladan los alumnos lo aprendido de robótica a sus casas? 

Siempre se plantea lo que necesitás vos. El programa lo tenemos más enfocado a dar generalidades para que después puedan aplicarlo a lo que quieran de verdad. Lo que hacemos es trabajar en el aula; no se llevan las cosas.

En la escuela tenemos todos los componentes necesarios y después muchos chicos vienen con proyectos que quieren hacer, o muestran que se compraron tal cosa y no la han usado, entonces buscan cómo implementarla. El aula es el espacio para poder desarrollar ese proyecto. 

¿Qué elementos utilizan en las aulas? 

Cajas, soldadores, resistencias, botones, interruptores, la plaqueta donde programamos las luces, sensores, actuadores, etc. 

¿Tuvieron algún alumno que se haya destacado con algún proyecto o trabajo?

No pasa tanto por el funcionamiento sino por la creatividad. Por ejemplo, con los niños que usábamos el lápiz 3D, que es como una impresora 3D pero manual, hicieron portalápices pero superdetallados; te das cuenta de que el nene estuvo dedicándole mucho tiempo al armado y te sorprendes. 

¿Cómo surgió tu curiosidad de incursionar en la robótica? 

Mucho tuvo que ver mi viejo; él desde chiquito me hacía probar cosas como desarmar. Me ponía alguna radio de mi abuelo, destornilladores y se sentaba. Lo mismo que hago con los chicos hoy en día es lo que hacía mi viejo conmigo.

Entonces desarmábamos y me explicaba los pasos a seguir; él no tenía tantos conocimientos técnicos, pero me acompañaba en esa curiosidad. Me inculcó eso, la curiosidad, y me acompañó muchísimo.

Después de eso, me insistió mucho en que vaya a un colegio técnico; yo quería ir a un bachiller porque me quedaba más cerca de mi casa y además mis amigos iban ahí. Finalmente, me convenció y el secundario técnico me encantaba; estudiaba con libros de cátedras de los profesores.

¿Qué pasó con lo que estabas estudiando?

En 2023 surgieron los talleres municipales y podía cursar la carrera de ingeniería electrónica. El segundo trimestre, cuando abrí la escuela, me llevó tanto tiempo que decidí pausarla; también daba clases en un secundario donde daba las materias relacionadas con electrónica. Y este año, que las tareas están un poco más delegadas, retomé, no con la idea de recibirme, pero sí con el objetivo de aprender.

¿Cómo ves la educación tecnológica en la región? 

Cursé en Cinco Saltos y siento que falta un montón; se pueden hacer muchas cosas. A mí se me ocurrieron un montón de ideas, pero ya cuando estás en el sector público, encontrás muchas trabas para desarrollarlas; por eso a mí especialmente me gusta trabajar en lo privado porque las ideas las llevas a cabo enseguida. 

En cuanto a programas, hay un montón de cosas que ya deberían cambiarse. A los chicos les aburren y después no tienen practicidad. Me parece que en las escuelas dan mucha teoría y no sirve, porque te sirve enseñar esa teoría, pero elaborado sobre algún proyecto, y por ahí en las escuelas públicas faltan componentes y no se hacen los proyectos.

Pensando en el mercado laboral y el empuje de la IA, ¿qué habilidades tecnológicas es necesario aprender?

A mí me gustan mucho las habilidades blandas, porque habilidades técnicas podés tener varias, pero las blandas me parecen más potentes porque desarrollan las otras.

También me gusta la motivación de querer hacer algo y no saber cómo hacerlo; lo aprendés a hacer, o tener una mirada más global de los proyectos. Creo que aprender un poquito de todo e involucrarte es muy necesario.