Con más de 12 años de historia, Crafter es una de las cervecerías artesanales más reconocidas del Alto Valle. Desde Cipolletti supo conquistar paladares a lo largo del país con variedades disruptivas y una identidad que mezcla cultura, sabor y una dosis de rebeldía. Conversamos con uno de los socios fundadores, Osvaldo “Bugui” Buggiano, sobre los orígenes del proyecto, los desafíos del sector, la pasión que lo mueve y los próximos pasos de esta fábrica que, como sus cervezas, busca siempre sorprender.
¿Cómo arrancó Crafter?
Tenemos 12 años ya en el mercado. Empezamos con dos cervezas, Golden y Scottish. Hoy tenemos 16 variedades en forma continua. 14 están en latas y otras están en barril. También tenemos muchas cervezas estacionales, que se van haciendo por temporada, inventando colaboraciones. Algunas llegan para quedarse, otras fueron “un amor de verano” que en el mercado no resultaron como esperábamos y no se volvieron a hacer. Aunque muchos inventos se quedaron, como la Pumpkin Ale, son cervezas muy revolucionarias.
La Pumpkin Ale surgió gracias a las plantaciones de zapallo en la chacra. En la época de la prohibición, se hizo mucho en Estados Unidos. Es una cerveza con zapallo, que tiene mucho almidón, se fermenta con miel y canela. La hicimos un otoño y fue un éxito, y esa se quedó. Una vez por año se hace.
Otra que se quedó para siempre fue la Red Haze. Es una cerveza con avellanas, cobriza, muy maltosa, con mucho cuerpo y con sabor y aroma a avellanas.
La identidad desde el primer día
Nosotros arrancamos a hacer cerveza de forma muy disruptiva. Hoy todas las cervecerías tienen cervezas arriesgadas, pero nosotros encaramos de entrada, estoy hablando del 2012, por esa vía directamente; por hacer cervezas locas, revolucionarias, distintas.
¿Dónde comercializan sus productos?
En varios puntos del país: Comodoro Rivadavia, Chubut, Salta, Tucumán… Llegamos a través de distribuidores o en forma directa.
También comercializamos en vinotecas, cervecerías y hasta en el aeropuerto de Neuquén. Hay confianza, nos conocemos. No nos vimos la cara nunca, pero… la confianza aceita las relaciones.
Los comienzos: de la pasión a la acción
Siempre me gustó mucho la cerveza. A mi socio Axel Tiemroth y a mí siempre nos apasionó. Nos encantaba tomar cerveza. De hacerla no sabíamos nada. Hasta que en un viaje a Villa La Angostura probamos una cerveza artesanal y nos romantizó la idea. No sé si la cerveza estaba tan rica, pero el hecho de que era alguien de Buenos Aires que se había ido a vivir a Villa La Angostura y hacía su propia cerveza, la vendía en su restaurante… Eso nos picó de alguna forma.
Así nació la idea de volver a Cipolletti y hacer cerveza. Al principio, fue algo medio raro, y la gente te decía: ¿pero se van a volver a Cipolletti y van a hacer cerveza en un galpón? ¿Y cómo la van a vender? ¿A quién? Había que generarlo todo. Y ese fue nuestro principal obstáculo, miedo en un momento, porque en ese entonces no se vendía cerveza artesanal.
¿Cuál es la producción actual?
En verano llegamos a una producción de 50.000 litros por mes, y en invierno baja a 30.000. Con esta fábrica nueva prácticamente podemos quintuplicar. Lo que requerirá potenciar la gestión comercial.
¿Reconocen que deberán aggiornar el marketing?
Siempre tuvimos un sistema de venta pull. Nunca salimos a promocionar. Simplemente, hicimos latas lindas, manejamos un Instagram bastante divertido, pero nunca salimos al mercado a empujar la venta. Me parece que esa ecuación va a tener que cambiar.
Una fábrica hecha a medida
Estamos en un terreno de 3.000 metros, casi todo parque, porque la idea era hacer una fábrica bonita, con mucho verde. Las instalaciones serán de 800 metros de galpón, cámara, sala de máquinas, y unos 150 metros de oficinas. Estamos en Parque Industrial, lo cual es mucho más cómodo.
Gin, vermut y otras aventuras
El resurgimiento del Gin lo vimos. Entonces nos pusimos a producirlo. Tenemos una línea de Gin en botella, Gin Tonic en barril y también en latas, que vienen listos para tomar. Tenemos cuatro variedades: blueberry, con lúpulo, de maracuyá y el clásico.
Sobre el vermut, es riquísimo, a mí me encanta, pero no veo que haya pegado tan fuerte como el gin tonic o el vino. Como que es un revival.
¿Obstáculos y aprendizajes?
Primero, empaparnos del tema cervecero, aprender. Porque hacíamos cerveza en forma casera y de repente llevarlo a otra escala… Luego, los obstáculos burocráticos. Cuando arrancamos en 2012, había mucho desconocimiento. Hasta hace poco en el código alimentario había dos tipos de cerveza: cerveza blanca y cerveza negra.
Sobre los desafíos para emprender en Argentina, la parte impositiva es importante cuando uno empieza. Pero también la legislación laboral, la burocracia, la falta de acceso al crédito.
¿Qué fue lo que los hizo crecer?
Yo creo que la pasión ayuda muchísimo. Si hubiéramos hecho otra cosa, no le hubiéramos puesto la misma energía. A mí me gusta dedicarme a esto. Nos gusta mucho la cocina, la gastronomía, con lo cual está muy vinculado.
Más que cerveza…
En Neuquén Capital tenemos un restaurante propio que se destaca por el tipo de platos. Y después de noche se transforma en bar. Tenemos carritos cerveceros, uno en la isla 132. Y acabamos de abrir el primero franquiciado en Allen, Río Negro. Además, tenemos un proyecto muy próximo en Comodoro Rivadavia.
Un equipo, muchas familias ¿Cómo se compone?
En producción somos cinco. Después hay un administrativo, estamos mi socio Axel y yo. En el bar hay doce personas, en el carro cinco. Yo creo que son más de treinta y pico de familias que están vinculadas a todo lo que hacemos.
¿Consejos para nuevos emprendedores?
Buscar algo que les guste, que los apasione de verdad. ¡Ojo!, no comés con la pasión… Hay que buscar un equilibrio. Pero sobre todo, que te guste, que puedas quedarte hasta las once de la noche trabajando. No que te quieras ir a tu casa porque no aguantás más el olor a tuerca.
¿Cómo resumirías la filosofía Crafter?
Cervezas disruptivas, divertidas, revolucionarias. Hay gente que las pega en la heladera, son como latas coleccionables. Todo está repensado. Este año sacamos cervezas cannábicas, con terpenos cannábicos que traemos de Estados Unidos, de Oregón.
¿Proyectos a futuro de Crafter?
Son varios: sunsets, eventos, visitas guiadas, catas. Invitar a los homebrewers a probar cervezas, a cocinar. Queremos fomentar la cultura cervecera. Que sea una fábrica de puertas abiertas, a toda la gente.
A nivel de producción y comercialización, enlatar con esta enlatadora que te comentaba de Estados Unidos, pasteurizar, llegar a más puntos del país, quién sabe por qué no exportar a países limítrofes. Llegar a supermercados y poder seguir repartiendo nuestra filosofía de la cerveza por todos lados.
Con respecto a la inauguración de la fábrica debemos esperar a que Camuzzi nos habilite el gas y nos mudamos. Puede ser una semana y media, dos, si nos va muy bien. Un mes y medio, si nos va muy mal. Ya estamos hace dos años y medio con este proyecto.
