En medio de un proceso de recuperación económica tras los cambios que está implementando Javier Milei, el economista Adrián Ravier, aportó su mirada sobre la situación heredada del país y los problemas que está comenzando a resolver el equipo económico del gobierno nacional. Además, evaluó cómo será la recuperación económica de la Argentina y el rol fundamental que tendrán los sectores del agro y minería. Compartimos la entrevista con Impacto Económico.
¿Cómo evaluás el esquema económico del presidente Milei?
Soy muy optimista. Primero, veo una economía muy desequilibrada, heredada del gobierno anterior, con un déficit fiscal entre el 5 y el 6% del PIB; un desequilibrio monetario enorme que generó un nivel de inflación en 2023 del 213% anual; y una inflación reprimida, representada en controles de precios, en atraso cambiario y de tarifas. Es algo muy costoso de corregir socialmente. Sin embargo, con mucha valentía, el gobierno lo está resolviendo. Creo que es casi milagroso lo que ha ocurrido en estos primeros meses: desde enero hasta abril, hemos tenido superávit fiscal. Este sería el ancla fiscal fundamental para resolver los desequilibrios heredados.
¿Y con respecto al ajuste que implican estas medidas?
Por supuesto, el ajuste duele y cuesta socialmente. Pero sí creo que el esfuerzo que está haciendo la gente, vale la pena para ordenar una economía que nos permita volver a crecer.
¿Cómo estimás que se podría resolver el desequilibrio monetario?
El desequilibrio monetario es muy grande y requiere de una ingeniería financiera enorme para tratar de desmantelar todo este proceso, que es lo que termina generando los niveles de inflación que tanto nos empobrece. Creo que Caputo, Bausili y Milei tienen un diagnóstico correcto del conflicto y lo están resolviendo. El problema cambiario no es solamente el cepo. También se visualizaba en el atraso cambiario, en la brecha cambiaria que, poco a poco, se está resolviendo. Además, tendemos a ir a una limpieza del Banco Central, a un ordenamiento que nos va a permitir levantar el cepo, que es una de las grandes trabas que tiene la Argentina para volver a crecer. Así, tendríamos mayor bienestar y una reducción de la pobreza e indigencia, que nos daría mayor prosperidad.
¿Además del cepo, qué otro problema identificás?
Se recibió un tipo de cambio abajo de $400 y una escasez de dólares. En economía, decimos que los precios comunican información. Entonces, lo que nos comunicaba la escasez de dólares implicaba que el tipo de cambio debía ser más alto.
¿Cómo creés que lo resolvió la gestión de Milei?
El gobierno, más que devaluar, sinceró la escasez de dólares. El tipo de cambio tenía que estar en un valor mayor. Algunos dicen que podría haber sido una devaluación de un salto de 400 a 600 pesos. A mí me parece que si hubiéramos hecho eso, hoy el atraso cambiario sería real. Creo que el gobierno acertó en un salto mayor para ir a $800 y de ahí en más, un crawling PEG, que es una devaluación mensual del 2% para que el tipo de cambio vaya subiendo de los 800 en adelante.
¿Considerás que existe atraso cambiario?
Tenemos tres anclas: fiscal, monetaria y cambiaria. Cuando uno estabiliza la cotización del dólar, el gobierno ya tenía en cuenta que la inflación iba a ser superior al 2%. En diciembre fue del 25% y la devaluación del tipo de cambio fue del 2%. En enero, tuvimos un 20% y la devaluación fue del 2%. Eso quiere decir que el tipo de cambio, después de saltar, se está atrasando respecto al resto de los precios de la economía, que estaban subiendo al 20%. Al otro mes, tuvimos 13% y la devaluación fue del 2%; al siguiente, la inflación fue del 8,8% y también tuvimos un 2%. Ahora los consultores hablan de una inflación abajo del 5% para mayo. De nuevo, la devaluación va a ser del 2%. Eso genera un atraso respecto a la acumulación de precios. Sin embargo, esto no significa que haya atraso cambiario, que es otro debate que nos estamos dando hoy los economistas.
¿Y por qué sucede esto?
Hay dos argumentos que presenta Fausto Spotorno, un economista que trabaja en la fundación de Orlando Ferreres. Muestra un histórico del tipo de cambio real, donde la media del histórico de más de 100 años está por debajo del tipo de cambio real actual que tiene la Argentina. Si bien puede decirse que tendemos a ir a un atraso, posiblemente, hoy no urge una devaluación para corregir el tipo de cambio. Por otro lado, muestra gráficas en las que, en algunos precios, vemos el atraso. Por ejemplo: conviene ir a Chile u otros países a comprar ciertas cosas que están más baratas en dólares. Pero también hay otros productos en los que no hay atraso. Entonces cuando uno tiene algunos precios que no lo están, significa que no hay un atraso general.
¿Cómo se resuelve este problema, especialmente en los bienes transables que podemos importar? ¿Qué rol cumpliría la Ley Bases si se aprobara?
Creo que si en algún momento, se aprueba la Ley Bases y se desregula la economía como también la importación, y se levanta el cepo, los precios de los bienes transables van a entrar al país a precio internacional. En consecuencia, los valores de esos bienes que están por encima del nivel internacional, se van a tener que acomodar y competir. Así, tendrías una corrección de precios con facilidad. Pero eso requiere de algunas cosas más y el gobierno no lo ignora. Por eso, ha presentado al Congreso la discusión de la ley. Su aprobación ayudaría a acelerar la recuperación económica y saldríamos de esta situación un poco más rápido.
¿Cuán sustentable es el superávit fiscal?
Hay un tema que es la licuación. Cuando un gobierno devalúa como lo hizo la Argentina, a una tasa mayor al 100%, contribuye a corregir un desequilibrio fiscal. De hecho, hay que observar qué pasó en el Rodrigazo, en 1989 y 1991, antes de que inicie la convertibilidad, en el 2001 y 2002, cuando el país también tenía un desequilibrio fiscal importante y Duhalde y compañía generaron políticas económicas de pesificación asimétrica, salida de convertibilidad y devaluación. Argentina, automáticamente, pasa de un desequilibrio, un déficit de siete puntos del PBI, para ir a un superávit de cuatro puntos. Entonces, cada vez que hemos tenido una devaluación, contribuye a licuar el gasto público. En términos nominales, salta la recaudación y al corto plazo, tenés una mejora en el resultado fiscal. Pero dado el atraso cambiario con el que asume Milei, la devaluación no es una decisión política de este gobierno, sino algo que era urgente, indispensable e inevitable. Desde que reconocés que el tipo de cambio no puede estar abajo de $400 y pasa los $800, automáticamente, tenés una licuación de ingresos. Entonces, culpar al gobierno por esa situación, me parece que es no entender la economía que recibió.
¿Opinás que el impuesto PAÍS fue clave?
Hay medidas que se pueden considerar transitorias, como el impuesto PAÍS, que es un ingreso muy importante. Varios economistas señalan que si no tuviéramos el impuesto, más que un superávit fiscal, tendríamos un déficit fiscal pequeño. Pero yo creo que eso es no entender realmente el desafío que enfrentaba el gobierno. Después de estos pocos meses que pasaron y habiendo heredado un déficit de seis puntos del PBI, a mí realmente no me cambia mucho la situación que el gobierno tenga un pequeño superávit o un pequeño déficit. Porque aún si la Argentina terminara el año con 1% de déficit fiscal, cuando empezó este recorrido con seis puntos de déficit fiscal, además del Cuasifiscal que también lo está resolviendo, creo que sería milagroso. El impuesto PAÍS es transitorio. Le permite al gobierno mostrar el resultado fiscal. De todos modos, Javier Milei ha dicho que es el primero que va a eliminar una vez que levante el cepo. Algunos se preocupan de que esto nos pueda llevar de vuelta a un resultado fiscal negativo.
¿La eliminación sería un problema?
A mí no me preocupa. Va a haber una recuperación económica que permitirá recuperar la recaudación para ese momento cuando se levante el cepo. Entonces, la mejora de la recaudación de los impuestos existentes, con una economía que, para el Fondo Monetario Internacional, en 2025 va a crecer al 5% o rebotar, va a recuperar un 5% del PBI. Esto compensaría la pérdida de la recaudación del impuesto PAÍS en primer lugar. Al mismo tiempo, hay una voluntad de Javier Milei de que esto se resuelva.
¿Por qué te parece que hay una voluntad convincente en el Presidente?
Él heredó seis puntos de déficit y logró resolverlo en pocos meses. Lo que me da convencimiento, y al mercado, de que el resultado fiscal estabilizado o superávit llegó para quedarse, es la voluntad del presidente y su equipo de hacerlo, de entender que el ancla fiscal es fundamental. Yo creo que ahí está el primer factor central que explica el éxito que va a tener esta política económica.
¿Qué sectores resultan claves para el crecimiento económico?
Está claro que después de un año de sequía como hubo en 2023, en 2024 la normalización de la cosecha juega un rol central. Con eso, el gobierno va a mostrar una mejora importante en el sector agropecuario, que para la Argentina es indispensable. En el resultado fiscal, lo vamos a notar. En lo que refiere a la actividad económica, cuando lo separamos por sectores, el agropecuario va a mostrar un alza. También hay una mejora en la minería que es fundamental. Hemos tenido a ese sector muy reprimido durante décadas, viendo que en países como Chile y Perú lo han aprovechado mucho. Nosotros no. Incluso si uno habla de pobreza en la Argentina, un 50% se encuentra en el NOA y el otro 50%, en el conurbano de la provincia de Buenos Aires. Entonces, pensar que en el NOA estamos parados sobre minería que no utilizamos, sorprende. Esto podría dar riqueza, desarrollo, mejores ingresos y mayor bienestar a la región. Sorprende dejarlo debajo de la tierra. Empezar a aprovechar la minería sería un segundo motor de crecimiento.
El debate también se enfoca en la velocidad que tendrá la recuperación económica: si será en forma de V o de U. ¿Cómo estimás que va a suceder?
Yo no veo una V corta, como ocurrió en tantos países durante la pandemia. Esta forma de crecimiento suele darse en situaciones en las que hubo restricciones en las actividades económicas, como cerrar un aeropuerto, provincias, impedir que la gente pueda ir a un restaurante, reducir la cantidad de mesas. Cuando de repente levantás las restricciones, la economía vuela. Pero en este caso, el desequilibrio heredado era enorme. Las correcciones vienen ocurriendo efectivamente porque lo está haciendo el equipo económico aunque muy limitado por lo político.
¿Por qué creés que la política influye tanto?
Porque hay dudas sobre el Pacto de Mayo, la Ley Bases, el DNU y las reformas estructurales. Si el gobierno pudiera avanzar rápidamente en todos los frentes y darle previsibilidad al mercado de que las políticas que se toman van a ser sostenibles en el tiempo, Argentina tendría una V y, en consecuencia, una recuperación muy rápida. Lamentablemente, no está en el gobierno nacional poder hacerlo. Pero sí está logrando avances. Entonces sí podemos decir que va a haber una recuperación que empieza y que en el segundo semestre de este año, vamos a estar viendo otros motores que arrancan.
También hay muchos precios relativos que se han corregido, que van a dar recuperación a esos sectores económicos. Sin duda, en 2025 el rebote se va a consolidar. De hecho, imaginemos el primer trimestre de 2025, comparado con el de 2024, en el que venías de una devaluación como la que mencionamos. Claro que la devaluación genera una recesión profunda, una pérdida de ingresos y un incremento en la pobreza. Para los meses de enero a marzo del 2025, esos mismos sectores van a mostrar un rebote frente al año anterior muy importantes. Entonces, yo soy muy optimista de que la economía va a rebotar a modo de U.
En caso de que esto ocurriera y viéramos una gran recuperación económica, ¿cómo impactaría a nivel político?
Eso le puede dar al gobierno un respaldo político en el que la gente comprenda que se han resuelto los desequilibrios y tendemos a una estabilidad monetaria. Supongamos que la Ley Bases, como está hoy, se aprueba. También se avanza en algunas privatizaciones y rebota la economía. En ese contexto, me imagino un apoyo importante para este gobierno, que tiene tres bancas para renovar. Tiene mucho para ganar en el Congreso y a partir del último trimestre del 2025, el gobierno tendría mayorías en el Congreso para aprobar las reformas estructurales. Eso es lo que me vuelve a mí realmente muy optimista de que en los segundos dos años de este primer gobierno de Milei, la Argentina puede crecer milagrosamente con tasas realmente sorprendentes.